LO CONOCIDO NUNCA ES TODO LO QUE SUCEDE, HAY MUCHO MÁS QUE PASA Y ES POSIBLE DESCUBRIRLOredactorjosé lópez


lunes, 18 de julio de 2011

un hermoso recuerdo

Doña Palmira Ingignoli


Nuestra querida amiga Palmira, no solo había vivido en la casa de calle Rivadavia sino que en el barrio Sur tuvo como vecinos a los Mainardi, Saccavino y Spontón, ahí por Avellaneda, tal cuál ella lo dice, y además de compartir juegos con algunos de los chicos de estas familias, entre sus amistades de niña estuvo "Pedrito" Marangoni. Nos aclaró que este no era otro que pasados los años, se convertiría con el seudónimo Gastón Gori, en un brillante escritor. "De chicos hacíamos travesuras pero también cosas lindas. Cuando llegaba Navidad preparábamos tarjetitas y dibujos para llevar a los vecinos con saludos y felicitaciones. Nuestro tiempo libre se iba en saltar la soga y jugar al tejo uno de los juegos preferidos por todos" -similar a la payana, explicó.
-Luego vendría la etapa adolescente que ya nos contó en parte, donde al recibirse de Maestra no tuvo el nombramiento deseado, pero se rectificó diciendo que en realidad "no la dejaron" ir lejos a ejercer su flamante profesión, por lo que hizo dos años en la Escuela Industrial para Mujeres (edificio que ya no existe, en Castelli y San Martín) allí se aprendía labores, dibujo y pintura.
Los festejos patrios en la Plaza están latentes en el recuerdo de Palmira. Los 9 de Julio, los 25 de Mayo, quedaron grabados como postales del corazón, momentos gratos de la memoria histórica que era sentimiento común nacido con las primeras letras, hoy lamentablemente olvidado.
"Una lástima, porque era lo más lindo que había. Hoy los chicos no van a la plaza ni siquiera con la escuela y saben poco de aquello. ¿Usted me preguntó sobre las amigas que vienen a casa? -me recuerda con temor de olvidar el reconocimiento de su cariño a- Ruth Weidmann, "Jaqui" Deforel, Delcia Fiorano, mi vecina, Irene Bertone, "Tita" Pinter, "Negrita" Gay. ¡Ah, seguro me olvido de algunas de las que vienen más! "-suspira contrariada, pero nada de eso sucedía , porque su frescura mental es digna de todos los elogios. "La "Negra" Bordalé vivía enfrente de las hermanas Debruyne, y tenían una cochería fúnebre" -Habla de una señora que desde hace muchos años está en Buenos Aires, asidua concurrente a las reuniones del Centro de Residentes Esperancinos. "La mamá de Doly y Belkys Debruyne iba todos los días a mi casa, aún están en la misma cuadra".
Mary Sorkin, Elsa Benesovsky, la Señora de Botta, Olga Bertero, Nely Rossler, Anita y Angelita Bertero, la señora Rosselli, Cursack, Wernly, eternamente sus amigas. Sus compañeras de viajes, "Lily" Morandi, "Pirucha" y "Coca" Almeyda, sus viajes por casi toda la Argentina y algunos lugares del mundo, su noche inolvidable, al cumplir los 80, en donde varias instituciones en conjunto le ofrecieron un festejo impresionante. También llegaron desde Santa Clara, los que no olvidan su paso como docente en la comunidad, a pesar de los años que han pasado. "De allí recuerdo los viajes que hicimos con los chicos de sexto a Buenos Aires, en donde hubo uno que puso como condición para ir, que visitáramos la tumba de Carlos Gardel y la cancha de Boca" -cuenta con una sonrisa cómplice. Al preguntarle como fue su relación con la música comentó de su sobrino nieto, Darío Ingignoli, pianista que actuó dos veces para CUNDE. Refiriéndose a sí misma dijo gustarle la música, sin poder nunca dedicarse a ella, ya que por entonces no se podía, aunque en la escuela se anotaba para los coros. El deporte estaba entre sus preferencias y jugó en los equipos de pelota al cesto.
"¡Qué íbamos a tener estufa en invierno!, no teníamos nada, pero los chicos iban contentos a la escuela. En Cululú no había luz eléctrica y nos arreglábamos con una lamparita a kerosén o velas. A veces iba en tren hasta el pueblo. Lilí Morandi iba en sulky" desde la ruta a la escuela, ahí sí que había anécdotas para contar. Yo nunca tuve dificultades, había que llegar y llegaba. No quería jubilarme, pero llegué a ejercer hasta 1961 con 30 años de servicio y 47 de edad, quería seguir pero la Inspectoría dijo que mi ciclo estaba cumplido". Palmira, en nuestra conversación sin cronología, gratifica con admiración el trabajo de los maestros de su tiempo al que dedicó gran parte de su vida. "¿A quién no le gusta tener hijos? -responde a nuestra pregunta- yo no pude por naturaleza. Me casé el mismo día que una hermana de mi marido, y ella tuvo cinco, por lo que le dije me había robado todos, pero ahora tengo un montón de sobrinos".
Siempre le gustó hacer cosas para la gente. Bastaba se reuniera con unas pocas personas para iniciar algún emprendimiento comunitario o reconocimientos históricos. "En 1947 dijimos con un grupo de Santa Clara, vamos a presentar una Princesa en la Fiesta de la Agricultura de Esperanza, si sale Reina fundamos el Secundario. Y tuvimos suerte, la chica salió elegida y hoy está el Secundario funcionando en el pueblo".
Nos contó de los ramitos de nardo, los pimpollitos de clavel, que las chicas le daban a los muchachos en fiestas de carnaval, pero que a veces ataban a un piolín para de un tirón recuperar el ramo. "Mis disfraces eran para la risa -recuerda sonriendo- en seguida me conocían, para disfrazarse había que tener "pasta". Una vez lo hicimos con mi marido, pero nos pasó lo mismo, fue en un "asalto" organizado en la casa de la Señora Pittier de Benítez". Finalizando con la entrevista dijo: "La Argentina, rica como es, da pena que retroceda.
Tengo tantas buenas amigas para las que envío un beso grande y un enorme abrazo, las quiero a todas, y están alegrando mis últimos días". (José López Romero)

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